Consejos de escritura (V)
Vamos con la quinta entrada. Ya saben de qué va esto: una serie en la recojo lecciones aprendidas durante los tres años y pico que me ha llevado escribir Yunque. Lo que significa que debes darle a estas entradas el valor que merecen (lo que es algo que deberás determinar tú), ni más ni menos. Puedes echarle un vistazo a las anteriores entregas en los enlaces siguientes: primera, segunda y tercera y cuarta. La entrega de hoy la voy a centrar en un único aspecto:
14. Los diálogos.
A pesar de lo poco que me gusta hablar, adoro escribir diálogos y trabajar sobre ellos hasta que suenan como a mí me gusta. Dado que hay tantas reglas, voy a intentar agruparlas de una forma más estructurada que en los casos anteriores.
Presta atención a la forma de hablar de la gente. Con que te fijes un poco, te darás cuenta de que al hablar repetimos palabras o incluso sílabas, dejamos frases a mitad o hacemos pausas, utilizamos muletillas y tacos, repetimos preguntas que ya han sido contestadas, e ignoramos otras que nos han hecho. También cambiamos espontáneamente de tema, hacemos comentarios que no vienen al caso o interrumpimos una conversación para llamar al camarero o mirar el teléfono.
En general, es necesario que el lector sepa quién está hablando en cada momento, pero para ello no hace falta que cada frase lleve una acotación. Utilizar una coletilla en algún personaje o mencionar el nombre del interlocutor puede ahorrarte tener que aclarar quién es el que habla. Si no, en el caso de que pueda haber dudas, con una acotación cada tres o cuatro intervenciones será suficiente. Ten en cuenta también que, con la debida precaución, puede ser interesante en algún momento introducir confusión evitando aclarar quién habla. Del mismo modo, en función del narrador que utilices, a veces esa confusión vendrá de una llamada de teléfono, de una conversación difusa escuchada a través de la puerta de un ascensor, o una grabación distorsionada. Tú como autor sabes quién habla (en teoría), pero tu narrador no tiene por qué saberlo.
Ten en cuenta el ritmo y la longitud de las intervenciones, y cómo las acotaciones reducen o aumentan la velocidad. Un diálogo entre dos personas que disponen de apenas unos minutos para evitar la ejecución de un inocente no tendrá el mismo tono que dos mujeres de la época victoriana hablando de las bondades de la primavera.
Los verbos de habla. He leído comentarios a favor de utilizar muchos verbos de habla, y en contra, así que expondré simplemente lo que yo hago. Cuando hace falta aclarar el interlocutor, soy partidario de utilizar un conjunto muy acotado de verbos: decir, contestar y responder. Evito otros como apuntar, replicar, exclamar, comentar, etc. Cuando utilizo algún otro, es porque tiene una justificación. Por ejemplo, interrumpir o insistir.
Sé fiel a la personalidad de cada personaje, a su rol en el texto completo, en ese diálogo en particular y en ese momento del diálogo. Lo que un personaje diga debe ser siempre coherente con esos cuatro aspectos. Si una madre discute con su hijo de diez años, no solo el léxico y el tono será diferente, sino que puede ser que la primera comience la conversación calmada y la acabe enfadada, y su hijo pase de estar enfadado a pedir perdón. Si dos personas conversan, quizá al principio una de ellas sea más efusiva y la otra más pausada, y a medida que el diálogo avanza, se intercambien los papeles. La posición relativa de los personajes que hablan también es importante: un adolescente no hablará igual con la chica que le gusta que con sus amigos o su abuela, y si dos criminales hablan, lo más probable es que el de "mayor rango" tenga más protagonismo, a no ser que el otro le esté rindiendo cuentas o haciendo la pelota.
No caricaturices. A pesar de lo dicho en el punto anterior, ten en cuenta que por lo general, muchas personas adultas manejamos un léxico similar y construimos frases de la misma manera, por lo que si te esfuerzas demasiado en diferenciar a los protagonistas por su lenguaje o manera de expresarse sin que exista tal diferencia entre estos, corres el riesgo de caricaturizarlos. Imagina a dos compañeros de trabajo que han salido a comer algo. Lo más probable es que si eliminamos el contexto y su historia, podamos intercambiar las frases sin que la conversación suene extraña. Es el propio lector es el que le pondrá "cara" a cada intervención del diálogo, no es necesario que cada frase aislada tenga algún tipo de "marca" para asociarla sin género de duda al personaje que la pronuncia (para eso están las acotaciones, el contexto y la historia del personaje). Sin embargo, sin llegar a ese extremo, la riqueza del léxico y complejidad a la hora de construir el discurso puede ayudar a diferenciar adultos de niños, diferencias culturales entre dos personajes, o incluso mostrar al lector la pedantería de un personaje.
No abuses de los signos de exclamación. Si no son necesarios, es preferible (no obligatorio) que el lector interprete la tensión y el volumen del diálogo por el contexto, o si es imprescindible, a través de un verbo del habla (gritar, por ejemplo). No utilices dos o tres signos seguidos (¡¡¡como esto!!!), es innecesario. Tampoco utilices las mayúsculas para transmitir que el personaje está gritando; que eso sea una convención en Internet no significa que debas utilizarla en un texto de ficción (a no ser que estés reproduciendo el diálogo de un chat en el que eso tenga su justificación).
Cuando hayas acabado el diálogo, léelo en voz alta y mira a ver si "fluye" como a ti te gustaría, si las pausas están bien ubicadas, o por el contrario se atasca o su velocidad no es la adecuada para la escena. Esto es obvio: trabaja sobre él hasta que lo sea.
No descuides las reglas de ortografía y gramática que debe seguir un diálogo bien formado. Son imprescindibles para trasladar al lector (y al editor, en su caso) seriedad. Si el diálogo está bien escrito pero está lleno de errores, no servirá de mucho. Al principio puede parecer complicado, pero es mucho más fácil de lo que parece. Aprende que los verbos de habla comienzan en mayúsculas, que una intervención nunca termina con raya, que el guion no es igual que la raya, etc. Localiza una fuente fiable y utilízala de chuleta. Ya lo dije en la primera parte: revisar que las acotaciones son correctas lo considero una parte vital de las últimas revisiones.
Hasta aquí, el consejito de hoy. En unos días, la siguiente entrega. Si te ha parecido interesante, compártelo con tus seguidores, mascotas, amigos y enemigos.