Corregir un texto (I): las expresiones regulares

Si recuerdan, hace unos días estuvimos viendo las reglas básicas de las acotaciones en los diálogos, cuyo conocimiento es imprescindible (pero no suficiente, claro está) para que alguien enfrente nuestro texto con seriedad. Les comentaba que aunque algunas de las reglas eran sencillas de buscar con Word, otras no lo eran tanto. Ahí es donde entran las expresiones regulares, que a lo largo de esta serie de entradas verán que son de gran ayuda para detectar esos errores que dejan el texto en evidencia.

Una expresión regular es, según la Wikipedia, una secuencia de caracteres que forma un patrón de búsqueda. No sé si eso les dice algo, pero lo entenderán enseguida. Pero primero vamos a organizar un poco la mesa de trabajo. 

Ingredientes

  1. Aunque no es necesario que sean unos maestros de la informática, sí que es necesario que tengan un mínimo de soltura. Y es un mínimo muy bajo.

  2. Necesitaremos el texto a corregir, en versión borrador final. Esto es importante porque lo que vamos a hacer es buscar los errores que no hemos detectado tras muchas lecturas, esos que no aparecen aunque lo leas mil veces. Una vez encontrados, los corregiremos manualmente en el borrador. Si nos ponemos a buscar errores en un primer borrador, saldrán tantos que no será útil.

  3. Necesitamos que el texto no esté en un PDF, sino en Word, txt, rtf, html, lo que quieran, pero no PDF. Enseguida verán por qué.

  4. Por último, necesitamos un editor que soporte las expresiones regulares. Aunque Word sí tiene la opción de utilizar caracteres comodín, lo hace un poco por libre y creo que limita algunas de las búsquedas. En mi caso, utilizo Notepad++, aunque otros como Sublime Text o EditPadPro también lo hacen. Escojan el que escojan, lo descargan y lo instalan.

Preparando el editor

Vamos allá.

Lo primero es abrir nuestro borrador, copiar el texto y pegarlo en el editor que vayamos a utilizar. Al hacerlo, vamos a perder cualquier estilo que hayamos aplicado, como la cursiva, que es la razón de que no podamos corregir sobre el texto. Por tanto, lo que vamos a hacer es buscar errores y luego iremos al borrador a corregirlos.

También necesitamos que el texto que copiamos esté en un formato editable, si no sucede lo siguiente:

El problema es que al copiar el texto en PDF, se copia exactamente igual que aparece en pantalla, por lo que las palabras que están divididas en guiones, se quedan divididas y por tanto, si buscamos una palabra que está dividida en dos líneas por un guion, no la encontraremos.

Lo siguiente es activar el ajuste de línea. ¿Por qué? Porque un párrafo de texto es en realidad una misma línea que continúa hasta que hay un salto de línea, aunque los editores como el Word lo presenten como varias líneas. Debajo, un ejemplo:

Bien, está claro. Activamos el ajuste de línea yendo al menú "Vista" y marcando la opción "Ajuste de línea". No tiene mucho secreto, pero por si acaso, una imagen:

Ajuste de línea.JPG

A partir de aquí estamos listos. Ahora vamos al menú "Buscar", y pinchamos en la primera opción, "Buscar" (también vale CTRL+F). En esa ventana vamos a ir a la pestaña "Mark", y marcamos lo que se muestra en la imagen: 

  • Coincidir MAYÚSCULAS/minúsculas.

  • Buscar en todo el documento.

  • Expresión regular.

La diferencia entre "Buscar" y "Mark" es que con "Mark" nos coloreará las coincidencias que haya encontrado, y una vez comprobado que hemos buscado lo que queríamos, podremos ir a "Buscar" e ir una por una.

pantalla2.png

Las expresiones regulares

Aunque las imágenes parezca que hemos hecho mucho, en realidad todo lo anterior es bastante rápido y solo es necesario hacerlo una única vez. Ahora es cuando viene lo interesante. 

Podemos decir que una expresión regular es una cadena de "comodines" que el editor utiliza para buscar patrones. Aunque más adelante veremos más, por hoy nos vamos a conformar con unos pocos:

  • [A-Z] coincide con cualquier letra mayúscula... menos las nuestras, que habrá que añadir, y por tanto quedará [A-ZÁÉÍÓÚÑ]. No obstante, si buscamos un conjunto de letras, serán solo esas las que incluyamos dentro de los corchetes.

  • En el caso de las minúsculas, lo mismo: [a-záéíóúñ].

  • Los números los encontramos con [0-9], aunque podemos especificar los que buscamos.

  • El carácter especial ^ representa el comienzo de una línea.

  • El carácter especial $ representa el final de una línea.

  • El carácter especial * representa 0 o más instancias del carácter anterior. Por ejemplo, si ponemos en la caja de búsqueda la expresión regular Ju*an, buscará Jan, Juan, Juuan, Juuuan, etc.

  • El carácter \s representa un espacio, aunque también podemos poner un espacio :)

Si queremos buscar alguno de los caracteres especiales, lo único que tenemos que hacer es añadirles una barra invertida delante: \^ o \$.

Según lo que hemos visto, por ejemplo, la expresión [A-ZÁÉÍÓÚÑ][a-záéíóúñ]$ buscará todas aquellas líneas que acaban con una mayúscula seguida de una minúscula.

Del mismo modo, la expresión ^[0-9][abc][45][ABC] buscará todas aquellas líneas que comienzan por un dígito, seguido de 'a', 'b' o 'c', seguida de '4' o '5' y por último seguida de 'A', 'B' o 'C'. Por ejemplo, encontrará una línea que comienza con la cadena "2a5A". No obstante, no la encontrará si no está al principio de la línea ni si es por ejemplo "2ab5A", porque entre los dos dígitos solo puede haber una letra.

Eso no nos ayuda mucho, pero vamos a buscar un par de ejemplos un poco más reales. 

Ejemplo 1

En este primer ejemplo, vamos a buscar todas las líneas (o párrafos, si lo quieren ver así) de nuestro texto que no empiezan con mayúscula. La expresión regular es sencilla: ^[a-záéíóúñ].

Líneas que no comienzan en mayúscula

Como vemos, nos colorea en rojo los "matches" o coincidencias, y nos indica cuántas ha encontrado. Si el texto fuese mayor, iríamos a la pestaña "Buscar" e iríamos una por una.

Ejemplo 2

El segundo ejemplo es igualmente sencillo. Vamos a buscar aquellas palabras que tras una coma, comienzan por mayúscula, con independencia de que tras la coma haya o no un espacio (eso lo veremos más adelante). La expresión sería: ,\s*[A-ZÁÉÍÓÚÑ].

Es decir, una coma, seguida de 0 o más espacios, y una letra mayúscula.

Mayúscula tras una coma, con independencia del número de espacios que haya tras la coma.

Mayúscula tras una coma, con independencia del número de espacios que haya tras la coma.

Como vemos, nos colorea todas aquellas coincidencias donde hay una coma, cero o más espacios, y una mayúscula.

En la siguiente entrada veremos otros "comodines" y empezaremos a buscar cosas un poco más serias. Permanezcan a la escucha y si tienen dudas o quieren proponer ideas, háganlo en los comentarios.

Consejos de escritura (VII)

Libros

Vamos con la séptima y, oh, sí, última entrega de los consejos de escritura (las anteriores, aquí: primera, segunda y terceracuartaquinta y sexta). Los de hoy son los dos más evidentes, no por ello los más fáciles de seguir: leer y escribir.

Sin más dilación, acabemos con esto.

18. Lee. 

Si te falta la inspiración o la fuerza de voluntad, coge un libro y lee. Tanto los libros buenos como los malos te servirán de motivación, aunque por una razón diferente. En una entrevista que Juan Gustavo Cobo Borda le hizo a Gabriel García Márquez, este último decía: 

“Estando un día en Valledupar, con un calor espantoso, en un hotel, me llegó la revista Life, enviada por esos locos de Barranquilla. Allí estaba El viejo y el mar, que fue como un taco de dinamita. Porque lo que pasa, Cobo, es que los novelistas son unos lectores diferentes al resto de los humanos. Sólo leen para saber cómo están hechos los libros. Se trata de una lectura puramente técnica, para desarmar el libro y ver cómo está cosido por dentro".

Presta atención a los cambios de ritmo, los recursos que utiliza el autor para hacer saltos atrás, para referirse a otros personajes, describir escenas, cambiar de punto de vista, forma verbal, etc. El principal problema que tiene esto es que leer se convierte en un ejercicio menos placentero y más mecánico, pero es el precio a pagar por ganar el Pulitzer y que el mundo entero se rinda a tus pies.

Ah. Tampoco vale recurrir a la lectura caaaaaada vez que te falte fuerza de voluntad, porque eso no va a hacer que el texto se escriba solo. Lo he intentado, y no funciona. Lo juro.

19. Escribe.

Este último consejo parece bastante obvio, ¿no? Si te gusta escribir, parece que incluir un consejo que dice que escribas es de perogrullo. Del género idiota, vamos. Pero no lo es, para nada. En Jurassic Park, al descubrir que en una isla sin hembras han aparecido nuevas crías de velocirraptor, el profesor protagonista dice eso de "La vida se abre camino" (o algo así, mi memoria no es ningún prodigio). Eso es justo lo que pasa.

Tú quieres escribir, pero la vida se abre camino. Aparece Internet, la televisión, Netflix, HBO. Aparece hacer la compra, el trabajo, el hastío, el cansancio y la falta de concentración. Aparece el lavavajillas, la lavadora y limpiar la casa (de esto último no soy culpable, entre nosotros). Aparece Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp y el blog. Aparece tu pareja que con todo el derecho reclama algo de atención, los amigos, una tarde de vinos, la resaca, las vacaciones y los viajes. Aparece la duda, la soledad, la inseguridad, la sensación de que no acabarás nunca, la pregunta de por qué escribes, el sentido de tu vida y de qué coño estás haciendo con ella.

Tú quieres escribir, pero la vida se abre camino.

La cuestión es que hay que encajar los ratos de escritura en ese puzzle en el que parece que no cabe y al mismo tiempo arrinconar tus dudas y el cansancio. Pactar un tiempo para ti y recompensar esas concesiones. Buscar lugares sin conexión a Internet si tú no eres capaz de desconectar, dejar de mirar el móvil cada 5 minutos, utilizar alguna técnica de productividad sencilla como la del pomodoro, comprar unos tapones y buscar un sitio que te permita un mínimo de concentración. Sacrificar parte de tu tiempo de ocio, dormir menos, aprovechar cada minuto. Saltarte alguna sesión de vez en cuando, asumir que unas cartas te han tocado y otras las has elegido tú, y dejar de quejarte. Ahora que lo leo, me parece que suena muy motivador. No era mi intención.

Y esto es todo lo que tengo que decir sobre ello. Me voy a leer, que se me escurre la vida entre los dedos.

Consejos de escritura (VI)

Vamos con la sexta entrega (las anteriores, aquí: primera, segunda y terceracuarta y quinta). Como veréis, he cambiado el título de la entrada y estoy haciendo algunos cambios en el blog que tenía pendientes desde que acabé la novela. Cambio de categorías y etiquetas, reorganización, un logo nuevo, perder el tiempo como un poseso y otras cosas del comer. Vamos allá.

15. Esas malditas frases. 

Cuando te pongas a revisar, es normal que de vez en cuando encuentres una frase o un pequeño párrafo que no te encaja, que no transmite esa idea difusa que tienes en la cabeza, pero que por muchas vueltas que le das no acabas de ver la forma de arreglar. Cuando eso pasa, lo más habitual es cambiar esta o aquella palabra buscando un sinónimo, o alteres el orden de los elementos, pero tampoco así logras dar con la solución. El problema radica en esa manía que tenemos de tratar de aprovechar lo que ya hemos escrito, cuyo contexto, estructura y léxico condiciona las posibles alternativas. Si te atascas, ignora lo que has escrito e intenta escribir la frase o el párrafo de cero. Sí, quizá puedes aprovechar parte de lo anterior, pero la idea es que no escribas sobre ella, sino que lo hagas en un espacio en blanco. Así es más probable que encuentres una forma de decir lo mismo con otras palabras.

16. Mantén un estilo clásico. 

No me refiero a que escribas como Homero o Cervantes, sino a que limites el grado de innovación a unos niveles razonables. No eres (somos) James Joyce ni Thomas Bernhard. A no ser que seas un autor consagrado (en cuyo caso no estás leyendo estas líneas) o tengas tu propia editorial, intenta no pasarte con el grado de transgresividad, si quieres ver tu obra publicada o al menos que sea leída. Nadie duda de que seas un genio de la literatura, pero es preferible que esperes un poco a demostrarlo; no es necesario desplegar todos tus recursos en la primera novela. Quizá sea cierto eso de que las reglas están para romperlas, pero quizá no todas el mismo día, y como leerás en muchos lugares, para romperlas antes hay que conocerlas. Dicho eso, ya sabes: es tu obra. Si sientes que esa es tu forma de escribir y que suavizarla es una traición a tu estilo, adelante.

17. Guarda un equilibrio entre mostrar y contar. 

Probablemente hayas leído esto en muchos libros y blogs sobre escritura. El ejemplo típico es el del tipo que se enfada. No es lo mismo decir "Juan estaba furioso" (contar) que decir "Juan golpeó la mesa con los puños cerrados y toda la oficina se giró al escucharlo gritar" (mostrar). Si lo muestras todo, puedes ralentizar el ritmo en exceso e inundar el texto de detalles que no son necesarios, y si lo cuentas todo, dejarás a los personajes y la acción en la superficie. Por ejemplo, cuando se enfada, María grita tanto que se le oye en todo el edificio, mientras que Elena no pronuncia una palabra, sino que coge las llaves de casa y desaparece hasta que se le pasa dos horas más tarde. Si dices "Al escuchar eso, María/Elena se enfadó" sin más, estás reduciendo dos comportamientos muy diferentes a una única palabra.

Por supuesto, siempre hay un pero. El primero es que si Elena o María es la estanquera, que se ha enfadado porque le hemos dado el cambio en monedas de veinte céntimos, y no vamos a volver a verla ni su reacción va a tener ninguna implicación en el personaje que protagoniza la escena, nos importa poco lo que haga cuando se enfada. Como si se corta la falange del dedo meñique (si va a hacer eso, quizá debamos valorar incluirlo). Por otro lado, incluso con los personajes principales, no es necesario un párrafo de diez líneas cada vez que sea necesario describir un rasgo de personalidad. A menudo, un pequeño diálogo, una escena o un par de frases bien escogidas y ubicadas en el texto es suficiente. Si Juan tiene problemas de ira, dedícale a esos problemas un espacio proporcional a la importancia que tienen en la historia.

 

Hasta aquí, los consejitos de hoy. En unos días, la siguiente entrega. Si te ha parecido interesante, compártelo con tus seguidores, mascotas, amigos y enemigos.